Estos dos últimos días nos dimos un descanso de la primera y cañera etapa desde Benalmádena y el Estrecho de Gibraltar a Canarias. Nos acompaña nuestro inseparable amigo el jamón de Trevélez, un incansable viajero decidido a cruzar «el charco».

Un poco de turismo, que nunca viene mal…, relax, dormir, dormir y reparar algún desperfecto como fuga en depósito de agua dulce, o cambiar el amante (así se llama el cabo) del primer rizo.

Zarpamos de Lanzarote el miércoles día 13 de noviembre de madrugada…, serian las 6:30h. cuando dejamos puerto Calero.

Parte de la tripulación, con 2 nuevas incorporaciones, estamos a las amarras y la maniobra, incluido jamón «Tre» que no quiere perderse este momento. Salimos de puerto, izamos velas y ponemos rumbo a Cabo Verde con buen viento y muchas ganas.

Por el camino nos dedicamos a tareas diversas como preparar cañeros de pesca, charlar sobre electricidad, leer o simplemente ver el horizonte, las nubes y el mar. Delfines, peces voladores y pardelas volando entre las olas nos acompañan… hay buen ánimo general y cierta alegría por dejar atrás tierra y echarnos de nuevo al mar.

Hay mucho viento y decidimos poner un rizo…, jamón «Tre» observa atentamente nuestra maniobra. Nos aproamos al viento con el carro de mayor a línea de crujia y cazada escota de mayor, amollamos driza de mayor, cazamos el 2° amante (cabo) de rizo. Ya lo tenemos, largamos escota de mayor y nos ponemos otra vez a rumbo de largo.

Jamón «Tre» se acomoda en la bañera al sol del atardecer… nos quedan muchas millas por delante hasta Mindelo.

Continuamos los siguientes días con mucho viento de NNE y rachas de temporal con algo de lluvia que pasa rápido. Esto nos exije estar muy atentos al timón para no perder la amura y trasluchar… hacemos una velocidad alta, teniendo en cuenta el peso del catamarán y lo cargado que va. Puntas de 13 y 16 nudos en las crestas de ola que por la noche nos ponen en alerta y algo nerviosos, sobre todo las horas entre el ocaso y la aparición de la Luna, pues es cuando la oscuridad se nos echa encima rodeándonos sin dejarnos ver nada, oyendo sólo el desplazarse del agua por popa… Continuamos nuestra navegación con la mirada puesta en el horizonte, curiosos de lo que nos encontraremos.